“Perdonen que entré así, atropellando”, dice mientras ingresa al escenario del Teatro Opera, a paso lento, con las manos en los bolsillos y la mirada perdida. La platea compuesta por un público de lo más heterogéneo lo recibe con las primeras risas y aplausos. Con “No me le afloje Garay”, un show caracterizado por la simpleza, ternura y sencillez, el mendocino Cacho Garay confirmó, a sala llena (nada menos que en la exigente calle Corrientes) y luego de seis años de trayectoria, que es un humorista consagrado y el más federal de la actualidad.
Su estilo es tan claro como propio: Hacer reír sin reírse, apoyado por gestos, voz suave y pausada de hombre de campo, silencios bien manejados, y acompañado por su figura alta y desgarbada, pelilarga cabellera y barba candado.
Con el acompañamiento musical del Miguel Paves y Coqui Miguez, durante dos horas Garay, que saltó a la fama luego de que en el 2000 ganara la final del “Show del Chiste” en Video Match, va de una anécdota a otra: de su infancia a su familia, su pasado de camionero y su primer viaje a Buenos Aires. “Qué risa”, remata, siempre con gesto serio.
En el medio, hubo lugar también para una voz femenina, la cantante salteña Irene Tapia, que con su tributo a Violeta Parra conquistó a todos. Pero el momento top del show lo protagonizó “el Chanchi”, el hijo de Garay de sólo tres años que apareció como patovica al ritmo de “Misión Imposible” y que luego de bailar cumbia villera y cantar como Mariachi, (lo que despertó suspiros de la platea femenina), fue sorprendido mientras imitaba a Piñón Fijo con la aparición del auténtico Piñón, quien se llevó una gran ovación.En fin, el show cerró en muchos aspectos, y la mejor muestra de ello fueron las carcajadas permanentes y los aplausos finales, lo que le demostraron al “ex camionero” Cacho Garay que sin lugar a dudas “va por buen camino”.
Julio 2006
Su estilo es tan claro como propio: Hacer reír sin reírse, apoyado por gestos, voz suave y pausada de hombre de campo, silencios bien manejados, y acompañado por su figura alta y desgarbada, pelilarga cabellera y barba candado.
Con el acompañamiento musical del Miguel Paves y Coqui Miguez, durante dos horas Garay, que saltó a la fama luego de que en el 2000 ganara la final del “Show del Chiste” en Video Match, va de una anécdota a otra: de su infancia a su familia, su pasado de camionero y su primer viaje a Buenos Aires. “Qué risa”, remata, siempre con gesto serio.
En el medio, hubo lugar también para una voz femenina, la cantante salteña Irene Tapia, que con su tributo a Violeta Parra conquistó a todos. Pero el momento top del show lo protagonizó “el Chanchi”, el hijo de Garay de sólo tres años que apareció como patovica al ritmo de “Misión Imposible” y que luego de bailar cumbia villera y cantar como Mariachi, (lo que despertó suspiros de la platea femenina), fue sorprendido mientras imitaba a Piñón Fijo con la aparición del auténtico Piñón, quien se llevó una gran ovación.En fin, el show cerró en muchos aspectos, y la mejor muestra de ello fueron las carcajadas permanentes y los aplausos finales, lo que le demostraron al “ex camionero” Cacho Garay que sin lugar a dudas “va por buen camino”.
Julio 2006
4 comentarios:
Muy buena nota sobre el espectáculo de Cacho Garay. Justamente lo que lo caracteriza es ese estilo tan propio que es su mirada perdida y no reirse.
Ojalá publiques nuevas notas pronto.
Un abrazo Daniel!
Me encanta Cacho Garay, es uno de los humoristas que más disfruto ver en el teatro.
perdonen que entre así atropellando.. jajaja que grande!!!
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