26 abril 2007

El cine en la dictadura

“Quiero un cine positivo, limpio, decente, cultural y no sólo industrial”, fue el mensaje de Miguel Paulino Tato, al asumir como interventor en el Ente de Calificación Cinematográfica en agosto de 1974. Fue el inicio de la censura. Un año y medio más tarde la producción nacional se restringió a largometrajes funcionales al régimen totalitario, y los filmes foráneos fueron fríamente cortados. Se prohibieron alrededor de 350 películas.
La política militar consistía en premiar con apoyo y dinero a aquellas películas que incluían: comedias familiares con personajes pobres pero soñadores y que mostraban una imagen positiva del régimen (“Comandos azules”(1979) de Emilio Vieria, “Amigos para la aventura” (1978), “Brigada en Acción” (1977) y “Dos locos en el aire” y “Dos locos en el aire” (1976) de Palito Ortega, “La mamá de la novia” (1978) de Enrique Carreras, y “La fiesta de todos” (1978), de Sergio Renán, entre otros directores cómplices); filmes donde había que convencer o exterminar al otro por la fuerza como “El Soltero” (1976) o “Y mañana serán hombres” (1978), de Carlos Borcoqsue hijo; y aquellas películas que hablaban de un pasado mítico, o !los viejos tiempos”, como “Así es la vida” (1976) y “Frutillas”(1979), de Enrique Carreras.
De la vereda de enfrente existió un cine contestatario que propuso aspectos críticos de la vida cotidiana e individual, entre las que figuran las prohibidas “Juan que reía” (1976), de Carlos Galletini, “Piedra Libre”, de Leopoldo Torre Nilsson, y “La naranja mecánica”, de Stanley Kubrick (se resistió a ser cortada) y las censuradas “Cinema Paradiso”, “Regreso sin Gloria”, (por su temática antimilitarista), “Missing”, de Costa Gavras, “Mamá cumple cien años”, de Carlos Saura, “Casanova”, de Fellini, y “Feos, Sucios y malos” de Ettore Scola.
Algunas se prohibieron y silenciaron, pero otras resistieron, desarrollando para ello metáforas del horror a través de historias contadas entrelíneas. Entre estas están “La parte del león” (1978), (permitido por ser formalmente un policial, pero con personajes llenos de ambición y rencor) y “Tiempo de Revancha” (1981), (un gremialista que simula ser mudo para ganarle al establishment), ambas de Adolfo Aristarain, y La isla (1979), de Alejandro Doria (personajes que se recluyen sin saber por qué).El fin de la Dictadura dejó como saldo dos cineastas desaparecidos, Raymundo Gleizer o Pablo Szir e innumerables ganas de hacer películas que relaten ya con un mensaje claro y directo y llenos de libertad, todo el terror pasado.



Cinema Paradiso, película censurada

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