A pesar de contar con un presupuesto estatal que supera en más del cuarenta por ciento al del año pasado, más la reciente entrega de una beca única a atletas amateurs clasificados, la situación del deporte de cara a los próximos Juegos Olímpicos está lejos de ser la ideal. Aún existen obstáculos que impiden a los deportistas amateurs llevar adelante una adecuada preparación. Cuáles son y qué se hace para evitarlos.
“Creemos que llegamos mejor que la última vez”, afirmó un optimista Claudio Morresi, secretario de Deportes de la Nación, tras la entrega de becas especiales por 4 mil pesos para 139 atletas que lograron la clasificación a los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos de Beijing a iniciarse el próximo 8 de agosto.
No es algo menor. Es la primera vez que el Estado argentino entrega dinero por el pasaporte olímpico. Eso se suma al presupuesto destinado a comienzos de año al deporte, 107.540.307 millones de pesos, un 43 por ciento más que en 2007. De ese total, cerca del 65 por ciento (67,5 millones de pesos) son para del deporte de alto rendimiento.
Sin embargo, estas medidas oficiales parecen no alcanzar. Entre las principales causas está la demora en la entrega de becas y subsidios para cubrir los gastos de la preparación, que obedece, según Morresi a “trámites burocráticos que hay que cumplir”. Una de las víctimas es Julio Alzogaray, representante argentino de Yachting en la categoría Láser, especialidad con la que alcanzó el subcampeonato del mundo en Australia en febrero último. El Mundial y la gira del año pasado le costaron en total unos 21 mil dólares, dinero que aún no fue reintegrado en su totalidad por la Secretaría. “Ellos se comprometen a pagar un presupuesto, que es bueno pero no llega en tiempo y forma”, se queja el atleta
Esta situación, sumado a un fondo en muchos casos insuficiente obliga a buscar alternativas económicas como son los sponsors. Horacio Sicilia, representante argentino en Remo cuenta que “gracias al apoyo privado pudimos adquirir los botes, que nos costaron 40 mil dólares”. Pero claro, no todos corren con la misma suerte, ya que no son deportes rentables.
Esta realidad es asumida por Beatriz Barbera, secretaria de Deportes de Mendoza, quien reconoce que “no hay programa de alto rendimiento a nivel nacional para que los deportistas puedan costearse la exigente preparación que requieren”.
En este sentido, el Centro Nacional de Alto Rendimiento deportivo (CENARD), perteneciente a la Secretaría de la Nación y principal lugar de preparación de la mayoría de los atletas, no está exento de críticas por la falta de infraestructura adecuada. Para la nadadora cordobesa Georgina Bardach, medalla de bronce en los 400 metros combinados en Atenas 2004, “allí suceden cosas que están lejos de complacer a los atletas”. Y argumenta: “Cada vez que terminamos de entrenar nos tenemos que bañar con agua fría”.
Otro de los inconvenientes reales son los problemas internos de las propias federaciones y confederaciones que nuclean a las distintas disciplinas. En este sentido, los problemas dirigenciales u organizativos en el manejo de los fondos obstaculizan la llegada directa de apoyo a los atletas.
En marzo último un conflicto gremial en la Confederación Argentina de Taekwondo (CAT) desembocó en graves incidentes que incluyó la explosión de una bomba en uno de los gimnasios. Esta situación, sumada a un embargo que pesaba a la CAT por un accidente en un entrenamiento le impidió a Vanina Sánchez Berón, única representante argentina de la disciplina en Beijing, recibir los fondos de la Secretaría, algo que debió resolver personalmente Morresi.
Asimismo, el judo también convive con sus propios conflictos. Si bien desde el principal organismo y único receptor de los fondos oficiales, la Confederación Argentina de Judo, afirman haber distribuido correctamente las becas a los deportistas olímpicos, las distintas federaciones también exigen parte de dinero para costear el desarrollo de sus atletas. Es el caso de la Federación Argentina Intercolegial, que a pesar de haber aportado a uno de sus alumnos a los Juegos -Ariel Sganga, subcampeón del mundo máster de judo-, no cuenta con otros ingresos más que los aranceles de sus inscriptos, que orilla los 250 pesos anuales por persona. “Muchos alumnos no pueden participar en torneos internacionales porque no pueden costear su viaje”, explican miembros de la CAIJ.
Desde lo legal, varios de estos problemas que envuelve al deporte amateur ya están contemplados. Mas allá de la ley nacional de fomento al deporte –nº20655-, a nivel metropolitano existen dos complementarias: la ley 311, que otorga subsidios- y la nº1624 “Ley de Deporte en la Ciudad”, que aprueba la creación de un fondo de 3 millones de pesos para atletas no profesionales, clubes y federaciones. Sin embargo, hasta el momento ninguna se aplica. En lo que respecta a ésta última ley, a ocho meses de su reglamentación, el subsecretario de Deportes de la Ciudad, Francisco Irarrázaval, aún no conformó el Consejo Asesor del Deporte, encargado de administrar y distribuir el dinero.
Junto a lo normativo, sectores ligados al deporte proponen soluciones estructurales que implica la creación de un Plan Nacional de Deportes. Entre las medidas se encuentran el de estimular el aporte de empresas privadas con baja de impuestos, controlar estrictamente a los becados para evitar el desperdicio del dinero público y que la Secretaría de Deportes de la Nación deje de ocuparse del deporte social - algo delegado a los gobiernos provinciales y municipales- y se dedique sólo al de alto rendimiento.
El viernes 4 de julio el CENARD permaneció cerrado para la práctica del deporte, debido a un acto oficial en el que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner le entregó la bandera argentina al capitán de la delegación, Emanuel Ginóbili. Esto originó que mientras la mandataria les pedía “tener fe” a un grupo de deportistas, otros como Georgina Bardach se veían obligados a buscar un club donde entrenarse.
¿Cuál es la verdadera importancia estatal del deporte en nuestro país?
2 comentarios:
muy buena la nota.. es un tema al cual no se le da mucho foco.
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