El claro triunfo opositor sobre el oficialismo, por un lado del líder del Pro, Mauricio Macri, sobre el ministro de Educación, Daniel Filmus, en el ballotage por la jefatura del Gobierno porteño, y por otro, de la diputada del ARI, Fabiana Ríos, sobre el actual gobernador Hugo Cóccaro, en el ballotage por la jefatura de la provincia de Tierra del Fuego, ambos el pasado 24 de junio, terminó por definir la postulación de la senadora Cristina Fernández de Kirchner, como candidata presidencial de Frente para la Victoria. Con esta decisión, el presidente Néstor Kirchner, buscará seguir adelante con el proyecto de continuidad en el poder, dejando la puerta abierta a un tercer mandato K para el 2011. En tanto, el frente opositor alimenta sus esperanzas a un posible ballotage en octubre.
No son pocas las razones por la que el presidente dejó de lado la reelección, a pesar de que según la escuela peronista, “el poder no se entrega ni delega”. La primera era, quizás, mas palpable: si bien las encuestas oficiales lo dan por encima de Cristina en intención de voto, su imagen positiva, con el caso las sospechas de corrupción del caso Skanska, la crisis energética y la inflación en cada comienzo de mes, iba en franco descenso. La segunda, no tan esperada, fue la espalda que le dieron los electorados porteños y fueguinos. Estas dos derrotas se suman a la del ex gobernador Carlos Rovira en Misiones a fin del año pasado, a manos del obispo Joaquín Piña.
Ese repunte opositor, recuperando un espacio político y tal vez una mística que parecía perdida, mereció una rápida contraofensiva oficial. Y la carta utilizada fue la candidatura presidencial de la primera dama, que se oficializará el próximo 19 de julio (con la idea de la “concertación plural”, se habla de un radical K, el mendocino Julio Cobos, como vice). Con Cristina, el Gobierno buscará eclipsar ese cambio profundo anticipado por Macri y a su vez darle un poco de oxígeno al proyecto. Pero así como se supone que la senadora intentará mejorar aspectos de la gestión actual como las relaciones internacionales, también se cree que marcará con sus convicciones e identidad el poder ganado con sus propios votos.
Ante el anuncio oficialista, la oposición creció en optimismo. Es que una Cristina Kirchner con menos porcentaje de intención de votos que su esposo, dio lugar a ilusionarse con la llegada a un ballotage. Pero los distintos componentes de oposición tiene estrategias dispares. El ex ministro Ricardo López Murphy, aún sin el apoyo expreso de Mauricio Macri, busca el consenso entre las fuerzas opositoras, como único camino para la derrota oficial. Pero tanto la ex diputada Elisa Carrió como el ex ministro Roberto Lavagna, aún evitan hablar sobre el tema. La realidad indica que será tan difícil lograr el triunfo de cada uno por sus propios medios, como la idea de consensuar candidaturas entre fuerzas con poca capacidad de imposición y por otro lado con intereses y expectativas personales tan amplias como la de los distintos dirigentes que las integran.
Queda en duda el posible retorno del Néstor Kirchner para las elecciones de 2011. El lo niega, aunque para ese caso tendrá dos alternativas: la reelección de Cristina o un candidato de su ambiente. De todas maneras habrá que ver también si para aquella fecha la oposición no es bastante más que el impulso actual que le dieron Macri y Ríos.
No son pocas las razones por la que el presidente dejó de lado la reelección, a pesar de que según la escuela peronista, “el poder no se entrega ni delega”. La primera era, quizás, mas palpable: si bien las encuestas oficiales lo dan por encima de Cristina en intención de voto, su imagen positiva, con el caso las sospechas de corrupción del caso Skanska, la crisis energética y la inflación en cada comienzo de mes, iba en franco descenso. La segunda, no tan esperada, fue la espalda que le dieron los electorados porteños y fueguinos. Estas dos derrotas se suman a la del ex gobernador Carlos Rovira en Misiones a fin del año pasado, a manos del obispo Joaquín Piña.
Ese repunte opositor, recuperando un espacio político y tal vez una mística que parecía perdida, mereció una rápida contraofensiva oficial. Y la carta utilizada fue la candidatura presidencial de la primera dama, que se oficializará el próximo 19 de julio (con la idea de la “concertación plural”, se habla de un radical K, el mendocino Julio Cobos, como vice). Con Cristina, el Gobierno buscará eclipsar ese cambio profundo anticipado por Macri y a su vez darle un poco de oxígeno al proyecto. Pero así como se supone que la senadora intentará mejorar aspectos de la gestión actual como las relaciones internacionales, también se cree que marcará con sus convicciones e identidad el poder ganado con sus propios votos.
Ante el anuncio oficialista, la oposición creció en optimismo. Es que una Cristina Kirchner con menos porcentaje de intención de votos que su esposo, dio lugar a ilusionarse con la llegada a un ballotage. Pero los distintos componentes de oposición tiene estrategias dispares. El ex ministro Ricardo López Murphy, aún sin el apoyo expreso de Mauricio Macri, busca el consenso entre las fuerzas opositoras, como único camino para la derrota oficial. Pero tanto la ex diputada Elisa Carrió como el ex ministro Roberto Lavagna, aún evitan hablar sobre el tema. La realidad indica que será tan difícil lograr el triunfo de cada uno por sus propios medios, como la idea de consensuar candidaturas entre fuerzas con poca capacidad de imposición y por otro lado con intereses y expectativas personales tan amplias como la de los distintos dirigentes que las integran.
Queda en duda el posible retorno del Néstor Kirchner para las elecciones de 2011. El lo niega, aunque para ese caso tendrá dos alternativas: la reelección de Cristina o un candidato de su ambiente. De todas maneras habrá que ver también si para aquella fecha la oposición no es bastante más que el impulso actual que le dieron Macri y Ríos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario