El proceso judicial para esclarecer el crimen de Dalmasso en estos siete meses se ha caracterizado por el permanente cambio de ejes de la investigación, la debilidad de las pruebas y la interpretación dudosa de esas pruebas. Esta falta de información, y exceso de conjeturas han cooperado con la audacia inescrupulosa de los multimedios (se incluyen los blogs), que a lo largo de la investigación han ido saltando de los amantes múltiples y el juego sexual (o “hipoxifilia”) de la víctima a la homosexualidad y el incesto de Facundo Macarrón, su hijo y uno de los imputados, sin aportar nada al esclarecimiento del caso.La Constitución nacional, en su artículo 19 garantiza el derecho a la intimidad donde señala: “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios...”. Y el Código Civil lo reglamenta.
Será cuestión entonces de un nuevo debate sobre el rol de los medios e intentar poner serios límites a ese desplazamiento operado hacia una tinellización amarillista para evitar, como importante factor de influencia, seguir aportando a la pérdida de valores esenciales de la sociedad.
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