25 marzo 2008

La música nacional en los años oscuros

Se cumplió un nuevo aniversario del inicio de la dictadura más sangrienta de la historia argentina. No interesa caer en lugares comunes, como entrar en discusiones sobre la validez o no del establecimiento del feriado, ni hacer refrencia sobre si el gobierno de turno es de derecha o de izquierda, si indulta, castiga o es pro derechos humanos. Los gobiernos tarde o temprano pasan, dejando huellas más grandes o más chicas que sí o sí la sociedad termina absorbiendo.
Recordar y no olvidar, eso siempre será más importante que todo. Aunque ¿puede una sociedad avanzar sin memoria, sobre todo cuando existen recuerdos aferrados a sentimientos tan profundos?. Cuesta creerlo.

La violencia ejercida por el poder durante el período 1976-1983 se hizo sentir cada uno de los distintos ámbitos sociales; por tal motivo, baste el repaso de lo vivido en tan sólo uno de ellos, para graficar y sacar conclusiones respecto de su accionar.

El canto prohibido

Para explicar las barreras que tuvo la música durante el período 1976-1983 habría que hacerlo desde tres lugares: Las letras, sus intérpretes y sus géneros.
Con respecto al primero la censura fue indiscriminada: atravesó todos los géneros. Cualquier apelación a la religión, la revolución, la prostitución, el suicidio, el sexo, por más poético que fuera su tratamiento, tenía la prohibición asegurada. Entre la lista de temas figuraron: “Si te agarro te mato” (atentaba contra la familia); “Cara de tramposo, cara de atorrante”, de Cacho Castaña; “La bicicleta blanca” (Piazzolla-Ferrer); “Tema de los mosquitos” (León Gieco); “El amor desolado” (Alberto Cortez), “Me gusta ese tajo” (Spinetta) ; “Carcelero", de Horacio Guarany; “Es Sudamérica en mi voz”, de Ariel Ramirez y Felix Luna; “Diez décimas de saludo al pueblo argentino”, de Zitarrosa; “Ayer nomás”, de Moris; y el tango “Cambalache”, de Discépolo. De los foráneos, “Light my fire”, de The Doors, “Cocaine”, Eric Clapton.
En cuanto a los intérpretes, muchos figuraron en listas negras, como Atahualpa Yupanqui, Lito Nebbia y Luis Alberto Spinetta. Algunos huyeron por intimidaciones, amenazas o prohibiciones directas, como Mercedes Sosa o Guarany. Otros se quedaron y sufrieron la falta de libertad o trabajo, la autocensura, el agobio o incluso, “sugerencias”, caso Lito Nebbia, Moris, Miguel Cantilo, Miguel Abuelo y León Gieco (a quien un alto funcionario de la dictadura militar amenazó con volarle la cabeza si no dejaba de cantar el tema “La cultura es la sonrisa").
En el ámbito de los géneros, el tango no ofrecía un frente de batalla. No había tangos de protesta.
El folklore en cambio significó una amenaza constante, ya que se le reconocía a la música popular un cierto poder de incidencia social con intérpretes que difundían la ideología marxista y despertaban conciencias adormecidas, instigándolas a la rebelión. Des esta manera, Atahualpa Yupanqui y Mercedes Sosa se exiliarion, Horacio Guarany y Victor Heredia fueron amenazados y con Cafrune muerto en un accidente en 1978, este género se vació de contenidos.
El rock mantuvo con la dictadura una relación distante: para el poder representaba a los jóvenes que no tenían nada que ver con la “subversión terrorista”. De todas formas, si bien el rock nacional-salvo excepciones- no se oía en las radios, grupos como Serú Girán mantuvieron la identidad del rock nacional a través de letras metafóricas o "encriptadas", que posibilitaba descubrir todo un mundo de críticas al régimen. Fue una respuesta hacia un oscuro poder que imponía el silencio, por lo menos hasta 1982, cuando por la guerra de Malvinas los militares prohíben la difusión la música foránea, revalorizándose la música nacional en general.
Si no quedó claro el vergonzoso criterio de selección y censura de la música, vale agregar un claro ejemplo. A principios de 1980 operaciones de inteligencia intentaron evitar un recital del grupo de rock Almendra, porque hacían alarde de su adicción a las drogas, el desenfreno sexual y la rebeldía ante el sistema de vida tradicional, algo que finalmente no se logró conseguir. Pero paralelamente, mientras se consideraba extremista a los integrantes de Almendra, se permitía el ingreso al país de un disco que contenía el Himno oficial de las SS nazis, cuyo mensaje se leía: “No afecta a la Constitución Nacional por carecer de ideología marxista”.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Quieren escuchar el increíble diálogo entre Fernando Peña y Luis D'Elía en El Parquímetro?
El audio dura 1 minuto y pico.
Escuchalo en el blog Cynega: http://www.cynega.com.ar/
¡Saludos!

Anónimo dijo...

Muy interesante tu investigaciòn Daniel.

Saludos!

Dr. Esteban Precone (Associated Auditors)

Anónimo dijo...

Muy buena la nota! Un beso

Anónimo dijo...

La fuga de cerebros en esa época se vio en todos los ámbitos y uno de ellos fue la música. Mercedes Sosa es una gran exponente de esos tiempos, "Como la Cigarra" es un ejemplo de ello.