14 junio 2007

Una definición porteña clave para octubre

Los 22 puntos de diferencia obtenidos por Mauricio Macri, respecto del segundo, Daniel Filmus, en la primera vuelta de los comicios porteños del domingo pasado, no sólo ubican al ingeniero como favorito para el ballottage del próximo 24 de junio, sino que lo convierten en el principal referente opositor al Gobierno. Por su parte el oficialismo buscará, luego de vencer al actual jefe comunal Jorge Telerman, y por ende a su aliada, la diputada Elisa Carrió, nacionalizar la campaña de su candidato para desestabilizar al líder del PRO y atraer al electorado mayor.
El gran porcentaje de votos, 45,6%, (ganó en todos los barrios), que ni el propio Macri esperaba, supera en ocho dígitos su perfomance en las elecciones de 2003 y mucho de este logro tiene que ver su acertada estrategia de campaña. Lejos de las polémicas y las agresiones, junto a su compañera de fórmula Gabriela Michetti, llevó adelante un bajo perfil y se mostró confiable y atento a los problemas cotidianos de los vecinos, como la inseguridad y el tránsito, a sabiendas de la acotada popularidad que tiene el Gobierno entre los porteños.
Bajo esta coyuntura, el liderazgo opositor de Macri y de su partido se abre a nivel comunal, con dominio en la Legislatura (28 de las 60 bancas), producto de los 15 diputados sumados tras la elección, y con una fuerte proyección provincial y nacional, con sendos candidatos a confirmar tanto para la gobernación de Buenos Aires (¿el ¿ex ingeniero? Blumberg?) como para la presidencial (¿López Murphy?) de octubre, sin dejar de lado su propia aspiración al sillón de Rivadavia para el 2011.
Daniel Filmus se prepara para el ballottage con cierto aire triunfalista. No es para menos, ya que logró el segundo lugar (23,8%) luego de una pobre intención de voto de comienzo de campaña. Sin dudas mucho tuvo que ver, mas allá de su propio desempeño, el respaldo político presidencial, y la coalición con el espacio Diálogo por Buenos Aires, que aportó al banquero Carlos Heller como candidato a vicejefe, y al ex jefe comunal, Aníbal Ibarra en una de las listas legislativas del oficialismo. El ex aliancista sumó más votos (14,5%) que la lista de Frente para la Victoria, con el ministro de Salud, Ginés González a la cabeza (10,7%) y significó una revancha y el retorno a un parlamento que hace poco más de un año votó su destitución por la tragedia de Cromañón.
Quizás el principal factor negativo de la derrota del actual jefe de Gobierno, Jorge Telerman, (tercero con el 20,7%) haya sido su ambigüedad. Dejado de lado por el Gobierno (sabida es su intención inicial de ser el candidato oficialista), se alió con la ex líder del ARI, Elisa Carrió, y se volvió opositor. A partir de allí devino una dura lucha dialéctica con el kirchnerismo, del que terminó ampliamente perjudicado. La caída del mandatario porteño, significó a su vez un duro traspié para las aspiraciones presidenciales de Carrió, ya que no habría sido tenida en cuenta por el electorado de la capital del país.
Otro de los que en un primer momento pareció salir perjudicado en su candidatura presidencial es el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, quien evitó en un primer momento inclinarse por un candidato único (habló de Macri y Telerman). Consumada la victoria del presidente de Boca, no dudó en inclinarse por él en el ballottage, aunque aclaró que “sin pensar en octubre”. Sin embargo está claro que el líder del PRO le arrebató el protagonismo opositor.
De cara al ballottage, el escenario está planteado. Macri intenta seguir con la misma estrategia: sin arriesgar lo obtenido, sin polémicas y sobre todo regionalizada. Mientras que Filmus, con el Gobierno a sus espaldas, juega sus grandes cartas a la instalación de un debate ideológico y nacional, en el que se vea claramente dos proyectos bien opuestos, hasta desde lo ético, lo bueno y lo malo.
Quizás con la mente en esa maniobra ofensiva oficialista, y recostado en las encuestas que lo favorecen ampliamente, el líder del PRO evitó debatir por TV cara a cara con su oponente. Sea el motivo que fuere, la decisión, no deja de ser desacertada y repudiable desde el punto de vista democrático. A veces la intención de mostrarse indiferente ante una ofensa puede mezclarse con la indiferencia a mostrar proyectos posibles y concretos, más allá de una eficaz estrategia discursiva.
Por último, de la campaña “Mauricio es Macri” - entre otras- surgen varias preguntas: ¿Hasta qué punto beneficia a un hombre de perfil moderado y predispuesto a debatir ideas como Filmus, esta campaña sanguinaria? ¿Le sirve al Gobierno hablar del pasado? Más precisamente… ¿le conviene relacionar a Macri con el pasado neoliberal menemista? ¿Acaso tan lejos estaba Kirchner de Menem? ¿Tan lejos estaba del poder en los años noventa?
En fin, la verdad se sabrá en diez días, momento en que surgirán nuevos ganadores y perdedores. Aún se espera que mas allá de quien salga en la tapa del lunes, el que triunfe esta vez sea el propio electorado.